lunes, 25 de junio de 2007

Rojo again...

Me pinté las uñas y la boca de rojo. Del rojo más llamativo que encontré en toda la casa. De un rojo que hacía años que no usaba. Los labios ojos, los ojos marcados de negro y camiseta verde. Rojo y verde, el color de las prostitutas, como decía un hijoputa que conocí hace tiempo. Debe ser del tiempo de estas pinturas. Rojo, verde, y una falda corta, negra. Zapatos muy altos.

Salí a la calle. Algunos coches me paran y paso a su lado. Un par de chicos me hablan. Le doy un beso en la mejilla a uno y luego lo mando a la mierda. Gritan a mi espalda.

Me dejo llevar por mis pasos y callejeo un rato. Callejear. Me gusta ese verbo. Un coche para a mi lado. Sigo caminando pero continúa, despacio, a mi altura. Ahora me fijo y es él. Inconscientemente he ido a dar con él. Me paro, me apoyo en la pared, me dejo caer al suelo. Creo que empiezo a llorar. Sí, creo que lloraba cuando me metió en el coche, cuando aparcó en mi casa, me sentó en el sofá, cogió los dos juegos de llaves y se fué, dejandome encerrada, sola, pintada de rojo.

Horas más tarde llegaron los chicos. Ya no lloraba. Estaba sentada, sin más, los ojos abiertos, la luz apagada. Uno de ellos me llevó, casi a rastras hasta el baño, me metió en la bañera y abrió el agua fría.

-Espabila.

El agua estaba tan fría que al poco me hizo reaccionar. Abrí el grifo de agua caliente, cerré la puerta por dentro y me fui desnudando lentamente. La ropa mojada se pegaba a mi piel, intentando no separarse de mi. Pongo el tapón, me siento, me relajo... Se oye la puerta

-Estás bien?
-Mejor, gracias.

Caliento aún más el agua. Aguanto la respiración y dejo que el agua golpee mi cara, luego mi cuello. Me encanta el golpear del agua en mi cuello. Y poco a poco voy entrando en calor. Aún caliento más el agua. Ahora arde. Voy bajando la ducha, el cuello, mi pecho, mi estómago... y me recreeo en mi sexo, resirando el vapor del baño, me acaricio, suave... ya no me quiero hacer más daño. Hoy no más...

Me dejo llevar hasta que golpean la puerta, hasta que me hacen volver al mundo.

-Sigues viva?
-Sí.

Y mi voz, pese a mis esfuerzos, suena a lo que es, un gemido ahogado al borde del orgasmo.


(Posteado el 1 y 8 de marzo en Livejournal)

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