jueves, 19 de abril de 2012

Castigo

"Si te portas mal, serás castigada. De nuevo. Otra vez.

Recorreré tu espalda con mis uñas y haré fuerte de mis dedos en tu piel. Tendré que morderte, tú verás, si te portas mal, tendré que castigarte.
Pero no, ese no es castigo suficiente. No es un castigo, ¿verdad? Tendré que acariciarte, entonces. Hasta hacerte perder el sentido. Lamerte, recorrer tus senderos, sentirte, rodearte en mis brazos, adentrarme en tu con mis dedos. Tendré que hacerte suspirar, gemir y jadear, tendré que conocer cada rincón de tu ser con mis labios y mis dientes.
Así, cuando seas mía, cuando me pertenezcas por completo, podré salir y cerrar la puerta.
Abandonarte así, caliente, perdida, mojada. Vulnerable.
Entonces así sí te castigaré."

miércoles, 22 de febrero de 2012

Tus uñas

Tus uñas.
En mi espalda, clavándose, recorriéndola, marcándola.
Dejando regueros en mi piel.
Rompiendo mis gemidos.
Atravesando mi coraza.
Tus uñas.
Tus dedos...

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hilo rojo

Los olvidamos.

Mojamos la cama de sudor y saliva,
de besos perdidos que recogieron las caricias.
Tus labios sobre mi piel, tus dientes sobre la tuya,
tus dedos, mis dedos, nuestras uñas.
Y saboreo despacio
tu timidez desnuda.
Calma de tormenta.
Para que cuando todo estalle
solo conozca tus ojos de gata
y tus labios de menta
que a mí, sin quererlo,
me saben a derrota, a miedo y a plata.
Fría, misteriosa...
pero que adopta mi calor
y se envuelve hacia mí, conmigo, melosa,
haciendo que la derrota sea vida,
demencia de este dolor.

Y pienso...
que tal vez entonces
deba encontrarte más allá de las palabras,
los silencios y las trabas
que fingimos inventar.
Así que ves, olvidémoslos,
formemos un pasado
y mojemos nuestras camas
de besos, de caricias,
del elixir de nuestras almas,
destilando despacio, con calma,
gota a gota, la tuya, la mía,
perdida la identidad y el sentido,
unidas por las parcas en un solo hilo.
Rojo.



Pero se ha deshilachado
y no sé cómo arreglarlo...
Y me ahogo otra vez en el miedo
en la maldición
de quererte
de no tenerte
de no querer olvidarte
de no poder acercarme a ti.

De quererte mía y saber que nunca será así.

sábado, 16 de julio de 2011

Dolor.

Me dueles. Me dueles, te digo, y me lo repito para creérmelo pero no es verdad. Y sé que no es verdad. Es más fácil culparte a ti, pero es esta maldita hiel que me recorre por dentro. Es esta furia autodestructiva que vuelve a mí. Me dueles. Me dueles. Me dueles.

Me meto en la cama y me deslizo entre las sábanas, cubriéndome completamente. Dejo que las manos me recorran, busco tus caricias, el susurro de tus besos, dejo que las manos me recorran pero abro los ojos y no estás. Sigo sola y ni siquiera vale la pena continuar. Cierro los ojos, tomo aire, me agarro a las sábanas y quiero llorar. Tengo un nudo en la garganta y algo sordo, oscuro y desesperado duerme en mi pecho.
Me dueles. Me dueles. Me dueles.
Y entonces decido volver a empezar. Y llevo una mano entre mis piernas, sin caricias amables ni manos suaves. Y la otra se aferra a mi cuello con fuerza. Dolor. Dolor. Dolor. No estás y no debes estar y hoy solo quiero una alta dosis de autodestrucción controlada.
Acelero el ritmo, aprieto con fuerza, y noto la sangre agolpada en mis venas, clamando por su libertad perdida. Acelero el ritmo y contengo el más leve jadeo, retengo el menor soplo de aliento, de modo desesperado.
Y así, con el alma devastada, se para el tiempo, se para en ese momento, entre el dolor y el placer, en el que mi cuerpo se arquea y mi mano se aleja de mi garganta con voluntad propia. El tiempo se para y yo, aún conteniendo el aliento, me paro con él. Por completo. Cancelando esta descarga eléctrica y atesorando el dolor de su pérdida, con la mano dolorida, sujetándose a mí. No eres tú. Soy yo quien siempre consigue destrozarme. Soy yo quien rompe todo en pedazos.
Mi cuerpo se rebela y aparta las sábanas, jadeando, tosiendo en busca del oxígeno robado. Ahogada. Dolida. Hecha añicos.
Solo así encuentro paz suficiente para cerrar los ojos y decidirme a dormir.

lunes, 2 de agosto de 2010

Calor...

Y gotas de sudor mojaban su espalda
y se deslizaban, lentamente,
adentrándose en su falda.

Calor...

El termómetro sube y no puedo hacer nada.
Me tumbo en el suelo, me abrazo a la almohada.

Y sale el sol...

Salía a la calle pisando con fuerza
sólo porque pensaba que no estaba despierta.

37...

Un trozo de hielo deshecho en los labios.
Versos perdidos que ahora te canto.

Ámame...

martes, 29 de junio de 2010

No significa nada...

-Bueno, ha estado bien... Oye, esto no significa nada, ¿verdad?
-No ha estado bien. Ha estado MUY bien. Y significa muchas cosas. Significa que no tenemos por qué seguir fingiendo que somos hermanos ¿no? Significa que se abren a nosotros nuevas posibilidades, significa que no volveremos a pasar la noche solos y calientes y, principalmente, significa que esta noche no vas a dormir solito en tu cama grande porque estoy muy cómoda y no pienso moverme. Si lo que te preocupa es que cambie nuestra relación... no cielo, no cambia nada. Tú no interfieras en mi caza y yo no interferiré en la tuya.

jueves, 17 de junio de 2010

Ahora...

Ahora que nos hemos conocido, por fin, después de tanto tiempo esperándote...
Ahora que por fin nos hemos conocido, déjame que te abrace, que te mire, que te observe...
Ahora que por fin nos hemos visto, déjame que acaricie tu piel, que persiga el trazado de tus venas a través de tus brazos. Deja que siga su tacto, tu agradable tacto, hasta donde me lo impida la ropa.
Y entonces, ahora que nos hemos conocido, que te tengo a mi lado, déjame que, poco a poco, vaya retirando cada una de tus prendas. Déjame que, poco a poco, vaya retirando cada una de mis prendas.