domingo, 27 de abril de 2008

Una fotografía de lágrimas

Me pides una fotografía que sabes que nunca vas a tener.
Me pides, me ruegas, me hablas y me susurras, pidiendomela.
Me pides una fotografía que sabes que nunca te dejaré hacer, que nunca te daré. Pero aún así me la pides, ahora y de nuevo.

Y me haces hablar.
Y me vas tirando de la lengua.
Y me haces pensar, me haces imaginar, me haces pensar cosas de las que se que me arrepentiré.

Me habas de caricias. Me hablas de dulzura compartida. Y me dices que lo nuestro podría haber sido muy dulce. Tan dulce.
Me hablas con palabras mojadas en miel. Con palabras perversas camufladas de azúcar.
Haces que piense en lo que fue y que sueñe con lo que nunca ha sido. Haces que imagine un quizá, y en mi mente peco enredada en tus palabras.

Y me hablas de besos. Y me hablas del futuro.
Y se que tienes razón. Se que en el futuro me sentare y me preguntare ¿que hubiera pasado...?
Pero es tan dificil. Es tan dificil dejar que pase...

Me hablas de determinacion que no tengo. Me hablas de valor del que carezco. Me hablas de intentar, de probar, de soñar. Me hablas de dejarme llevar...

Y me haces llorar. Me haces llorar pq te deseo de una forma inconcebible. Porque te deseo quizá más de lo que tu a mi... porque deseo acariciarte y ser yo quien te bese. Porque deseo tenerte pero sé que nunca te tendré. Y nunca serás mío únicamente porque yo no lo quiero así. Porque esto está mal. Porque nunca podrá ser....

Renuncio.
Y con esto, sé que renuncio más que a un polvo, querido mío. Con esto renuncio a tu amistad, a tus palabras, a tus miradas.

Y lloro, caliente y dolida, porque ahora sé, porque ahora estoy completamente segura, de que tú nunca tendrás tu fotografía y yo nunca te volveré a ver.

lunes, 14 de abril de 2008

Hoy necesito una dosis de sueño como el tuyo

"Hoy necesito una dosis de sueño como el tuyo" susurro por ventana al vecino del 4º.
Una dosis de sueño en el que las manos abrasan la piel y las bocas se confunden. Una dosis de sueño acalorado, de sueño de vendas en los ojos y susurros al oído. Una dosis de sueños perdidos de atardecer de invierno, de amanecer de primavera.
Necesito una dosis, una buena dosis, de sueños prohibidos.
Necesito el rumor de la ropa a los pies de la cama.
Necesito el murmullo inconsciente de su piel a mi lado.
Necesito el roce de sus palabas.
El sonido de sus silencios.
La miel de su boca.

Dime, vecino, ¿donde consigo besos que no sean de sobre, donde encuentro caricias que no sean de cristal?