viernes, 15 de junio de 2007

Como la sangre en las venas

La gente sube al autobús, se mueve, se sienta...Alzo la mirada y veo sus brazos, recorridos por las venas. Brazos morenos, fuertes, piel tostada, venas marcadas.Podría reconocer cada una de sus venas, ver su comienzo asomando por los hombros de su camiseta sin mangas, ver su final abrazadas a sus nudillos, su recorrido completo. Venas que harían las delicias de cualquier practicante, venas que serían un perfecto fetiche.
Las observo, las recorro una y otra vez, las grabo en mi memoria, las analizo, las aprendo, las idealizo, paseo mi lengua desde sus hombros hasta sus manos, las hago mías, las acaricio...Y despierto de nuevo y bajo la cabeza. Lo vuelvo a mirar.
Sus venas me atraen como un imán y hacen que desee ser su sangre, su vida, para poder recorrelas de nuevo, una y otra vez, sin descanso.
Bajo la mirada, la vuelvo a levantar.¿Y qué si me miran mal?Saca una bolsa de gominolas y sus manos juegan con ella, y mis ojos se entretienen en el terciopelo de su piel, en cada curva de sus brazos, en cada gesto, en cada latir. Sí, las hago mías hasta el punto de diferenciar cada uno de los latidos de su corazón en sus venas...Alza un brazo, se levanta.
Ni siquiera he visto su cara. Oh, dios, no es más que un niño, un crío, un adolescente. Apenas he visto su cara y no la recordaré nunca pero déjame soñar sus brazos, déjame soñar sus venas en tu cuerpo cuando esté contigo...Déjame ser sangre.

(Posteado el 6 de mayo en Livejournal)

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